Asesinan a mujer transgénero por rechazar pago de ‘vacuna’ en sector 1ero de Mayo de Guayaquil»

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Una crónica sobre el transfeminicidio que enluta nuevamente a la comunidad LGBT+ en Guayaquil

Por Revista El Diverso
Guayaquil, 10 de octubre de 2025


En las primeras horas de la madrugada del 10 de octubre, cuando la ciudad aún dormía bajo el manto de la oscuridad, la vida de Becky G se apagó en las calles del sector 1° de Mayo. No fue un accidente. No fue el destino. Fue un acto deliberado de violencia, extorsión y odio que cobra forma en el cuerpo de una mujer trans de apenas 25 años que se atrevió a decir «no».

Becky G era conocida en el sector. Trabajadora sexual, orgullosa de su identidad, activa en redes sociales donde compartía su cotidianidad: selfies, videos de su gatito, momentos de alegría robados a una realidad que, como sabemos ahora, era más hostil de lo que cualquiera debería soportar. Vivía en un departamento cercano al Hotel Oro Verde, en una zona donde la vulnerabilidad social y la criminalidad organizada conviven con la indiferencia institucional.

La noche del terror

Los testimonios recogidos por la Asociación Silueta X dibujan una escena dantesca. Varios sujetos, presuntamente vinculados a redes de extorsión que operan como una sombra cotidiana en el sector, abordaron a Becky exigiéndole el pago de una «vacuna» —ese eufemismo perverso con el que se disfraza la extorsión—. Becky se negó. Su valentía le costó la vida.

La represalia fue brutal. Los agresores la desvivieron —término que apenas alcanza a nombrar la barbarie— y le dispararon a quemarropa. Su cuerpo quedó tendido en la calzada, en posición fetal, como si en sus últimos instantes hubiera intentado protegerse de un mundo que nunca la protegió.

Cuando las autoridades llegaron, ya era tarde. Solo quedaba el silencio de un cuerpo que ya no podía gritar, y el dolor de una comunidad que, una vez más, debe llorar a una de las suyas.

Un patrón que no cesa

El asesinato de Becky G no es un hecho aislado. Es el eslabón número 14 de una cadena de violencia que atraviesa el 2025 como una herida abierta. Según el Informe Runa Sipiy de la Asociación Silueta X —un documento que registra transfeminicidios, muertes violentas, intentos de asesinato, secuestros y torturas contra personas trans y LGBT+ en Ecuador—, este año se perfila como uno de los más letales para la comunidad en décadas.

Las cifras son frías, pero detrás de cada número hay una historia, un nombre, una persona que amaba, soñaba y luchaba por sobrevivir en un país que las margina, las criminaliza y, finalmente, las olvida.

Becky vivía en un sector donde la extorsión es moneda corriente, donde las trabajadoras sexuales trans son presas fáciles de redes criminales que saben que nadie las va a defender. Donde el Estado brilla por su ausencia y la impunidad se vuelve cómplice.

Las voces que exigen justicia

Desde la Asociación Silueta X, el dolor se transforma en denuncia. Con indignación y firmeza, la organización exige:

Una investigación inmediata y exhaustiva por parte de la Fiscalía General del Estado y la Policía Nacional, con enfoque diferencial que reconozca este crimen como lo que es: un acto de transfobia, un crimen de odio, una expresión brutal de la violencia estructural contra las mujeres trans.

Protección urgente para las trabajadoras sexuales trans en Guayaquil, con protocolos de seguridad que no las criminalicen sino que las reconozcan como sujetas de derechos.

Políticas públicas efectivas contra la violencia de género y la transfobia, que no se queden en el papel sino que se traduzcan en acciones concretas, en presupuestos, en voluntad política.

Un llamado directo al nuevo subsecretario de diversidades del Viceministerio de la Mujer y Derechos Humanos para que se apersone de estos hechos, para que entienda que cada transfeminicidio es un fracaso del Estado, una deuda con la ciudadanía.

Becky era más que una estadística

En sus redes sociales, Becky G compartía su vida sin filtros. Había fotos donde se la veía feliz, maquillada, empoderada. Videos tiernos de su gatito, ese compañero silencioso que ahora también quedó huérfano. Mensajes donde se adivinaba una mujer que, pese a todo, insistía en vivir con dignidad.

No era solo un número en el Informe Runa Sipiy. Era una hija, una amiga, una luchadora. Era alguien que merecía vivir sin miedo, sin tener que negociar su existencia con criminales, sin tener que pagar por el «derecho» a trabajar en la calle.

Su muerte nos recuerda que la violencia contra las personas trans no es un problema individual, sino colectivo. Es el resultado de décadas de discriminación, de abandono estatal, de discursos de odio que se normalizan, de una sociedad que mira para otro lado.

Un grito que no puede quedar en el silencio

La comunidad LGBT+ en Ecuador está de duelo, pero también en pie de lucha. Organizaciones como Silueta X no solo documentan la violencia, sino que la enfrentan con trabajo territorial, con incidencia política, con la dignidad de quienes saben que cada vida trans importa.

El hashtag #JusticiaParaBecky ya circula en redes sociales. Es un grito colectivo que exige que este crimen no quede impune, que los responsables sean identificados y juzgados, que las redes de extorsión que operan en la 1° de Mayo sean desarticuladas.

Pero más allá de la justicia penal, lo que se exige es un cambio profundo: el fin de la transfobia estructural, el reconocimiento del trabajo sexual como una actividad legítima, la construcción de una sociedad donde las mujeres trans no tengan que elegir entre pagar una «vacuna» o perder la vida.

¿Cuántas más?

Esa es la pregunta que resuena en cada velorio, en cada marcha, en cada comunicado de las organizaciones LGBT+. ¿Cuántas Becky más tiene que haber para que el Estado reaccione? ¿Cuántos nombres más tendremos que añadir al Informe Runa Sipiy?

La respuesta no puede seguir siendo el silencio.


Nota de la redacción:
Para solicitar información adicional sobre este caso, se requiere una carta formal con firma de responsabilidad dirigida a info@siluetax.org con copia a fedelgbt@gmail.com.

Nuestras vidas valen. Becky G: presente, ahora y siempre.


#JusticiaParaBecky | #BastaDeTransfeminicidios | #VidasTransImportan

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