Nur Sajat, de 36 años de edad, es una reconocida empresaria trans de Malasia que fue arrestada en Tailandia a solicitud de su país. Estaría en proceso de deportación, mientras activistas rechazan el acoso del que es víctima.
A pesar de los derechos que ha conquistado la comunidad LGTB para garantizar que las personas sexo diversas sean respetadas, aún se debe lidiar contra el acoso y discriminación en países conservadores. Un caso reciente es el de una empresaria de belleza transgénero, que enfrenta una acusación de un tribunal islámico en Malasia por su forma de vestir.
Los países musulmanes aún cerrados a debates que están presentes en la actualidad, como la libertad de elegir los gustos sexuales de cada persona. Un ejemplo de ello es la situación que enfrenta Nur Sajat, de 36 años de edad, quien es dueña de una exitosa empresa de cosméticos en este país asiático.
Según reseñó The Washington Post, Nur sería acusada de insultar al islam por vestir como mujer en un evento religioso, lo cual sería un delito para las autoridades de Malasia.
Todo esto se debe a que las personas de este país están sujetas a la ley sharia, la cual podría ordenar hasta 3 años de prisión en un centro de reclusión para hombres, en el caso de Nur de resultar culpable. Ante tal riesgo, huyó del país, por lo cual Malasia está pidiendo una extradición.
La empresaria entró ilegalmente a Tailandia y fue arrestada por la policía de este país. Ahora se encuentra en proceso de deportación, aunque aún es incierto el destino de Nur. Sin embargo, esta situación ha generado el rechazo por parte de la comunidad LGTB, al calificar este caso como discriminatorio.
“Si (ella) ha admitido que está equivocada, si (ella) quiere volver a (su) verdadera naturaleza, no hay problema. No queremos castigarla, solo queremos educarla“, dijo Idris Ahmad, alto funcionario del gobierno a cargo de asuntos religiosos de Malasia.

Fuente: Upsocl, El Diverso
Los tiempos han cambiado. Pero hay quienes creen que no y siguen manteniendo leyes antiguas. No debemos dejar que prosperen. Las personas que no respondemos a lo que el heteropatriarcado esperaría de nosotras tenemos que estar más organizadas, al menos tanto como la gente que se reúne un rato todos los fines de semana en sus templos. En torno a una nueva religión atea/agnóstica, no dogmática, feminista, antirracista, ecologista y aliada de los movimientos LGTBIQ, lo conseguiríamos, y seguramente se formarían muchas comunidades. En infinito5.home.blog escribo sobre esto.
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